roxana figueroa jachilla
martes, 28 de septiembre de 2010
compositores de las canciones criollas
Criollos al Perú(*)
Todos sabemos que la música criolla, nace en las calles de nuestros barrios, una música que nos ha sabido representar en todos los rincones del mundo, es la expresión original de un pueblo que supo transmitir el sentir de su gente a los visitantes que se identificaron con nuestra tierra, sus costumbres y tradiciones.
Es así como en estos momentos, nuestro cancionero patrio cuenta en su haber con bellas obras musicales, que fueron escritas por un sin número de destacados autores que plasmaron su sentimiento en nuestro cancionero musical, haciendo la delicias del criollo costeño.
José Sabas Libornio (1855-1915) hijo de españoles nacido en las Filipinas, traido al Perú para dirigir las bandas de Guerra de nuestro ejército durante el mandato de Nicolás de Piérola, compuso valses tales como “En la Hamaca”, “Mis Sueños’’, “La Perla del Pacífico”, “Hortencia”, “Crisantemo”, “Jardín de Flores”, “María Isabel”, “Flor de Pasión”, “Los Hijos del Sol”, “Bellas Limeñas”, “Siempre te Amaré” y “Las Delicias”, entre otras.
El Argentino Luis Domínguez, escribió los versos de “La Comarca” llevados al vals por Braulio Sancho Dávila. Vicente Olguín de Colombia, escribió la danza “El Payandé” que fuera interpretada magistralmente por nuestra “Soberana de la Canción Criolla” Eloísa Angulo.
Y de Uruguay, Juan Pedro López, quien escrbió “China Hereje”. El poeta Colombiano Julio Flores, nos dejó “El Guardián”. También el poema “Déjalos” del poeta Cubano Bonifacio Byrne, fue musicalizado por Fausto Florián, convirtiéndose en el vals, “La Rosa del Pantano”.
Boris Ackerman, agradecido y enamorado de nuestra patria escribió, “Soy Peruano”. Rodolfo Coltriniari, destacado músico Argentino que trabajó mucho tiempo en nuestra Lima, escribió junto al maestro Lorenzo Humberto Sotomayor, “Un Vals y Un Recuerdo”, conocido por muchos como “Néstor Chocobar”.
De Italia llegó Pablo Bicaria, quien cambió de nombre haciéndose llamar "Pablo de los Andes", nos dejó “Olvídate de mi Amor”, “Sensitiva”, “Vuelve Vidita”, “Te Toca a Tí” y la Polka “El Trome”. Domingo Rullo, llega a Lima desde Argentina en el año 1947 y compone “Ay Paquita”, “Soñando”, “Te Dedico Este Vals”, “En el Parque”, “Esta Noche”, “Mi Condena”, y junto a Humberto Vílchez Vera de Chile, componen “Como no se ha Querido”.
Al Chileno Armando Gonzales, se le recuerda por su vals “Clavel Marchito”. Otro Chileno que nos dejó valses, fue Vicente Bianchi, con “Peruanita Bonita” y “Mi Vals”. Porfirio Díaz, también de Chile nos dejó “Pedacito de Ilusión” y ”Rocio Matinal”. “Ciudad Virreynal” fue escrita por el músico Chileno, Nibaldo Soto.
El Vals “Amarraditos”, lo escribieron Margarita Durán y Pedro Pérez. Modesto López de México, es el autor de “Propiedad Privada”. “El Andariego” fue compuesto por otro Mexicano, Alvaro Carrillo. El compositor español Manuel Alejandro, dedicó “Chabuca Limeña”, en homenaje a la gran Chabuca Granda.
Por: Víctor A. Hurtado Riofrío
Nuestra bella música criolla ha sabido ganarse, la admiración y el respeto de muchos compositores de diferentes paises, que cautivados por su estructura musical, se inspiraron para componerla, claro que lo hicieron siguiendo la línea armónica que ésta requiere.
Todos sabemos que la música criolla, nace en las calles de nuestros barrios, una música que nos ha sabido representar en todos los rincones del mundo, es la expresión original de un pueblo que supo transmitir el sentir de su gente a los visitantes que se identificaron con nuestra tierra, sus costumbres y tradiciones.
Es así como en estos momentos, nuestro cancionero patrio cuenta en su haber con bellas obras musicales, que fueron escritas por un sin número de destacados autores que plasmaron su sentimiento en nuestro cancionero musical, haciendo la delicias del criollo costeño.
José Sabas Libornio (1855-1915) hijo de españoles nacido en las Filipinas, traido al Perú para dirigir las bandas de Guerra de nuestro ejército durante el mandato de Nicolás de Piérola, compuso valses tales como “En la Hamaca”, “Mis Sueños’’, “La Perla del Pacífico”, “Hortencia”, “Crisantemo”, “Jardín de Flores”, “María Isabel”, “Flor de Pasión”, “Los Hijos del Sol”, “Bellas Limeñas”, “Siempre te Amaré” y “Las Delicias”, entre otras.
El Argentino Luis Domínguez, escribió los versos de “La Comarca” llevados al vals por Braulio Sancho Dávila. Vicente Olguín de Colombia, escribió la danza “El Payandé” que fuera interpretada magistralmente por nuestra “Soberana de la Canción Criolla” Eloísa Angulo.
Y de Uruguay, Juan Pedro López, quien escrbió “China Hereje”. El poeta Colombiano Julio Flores, nos dejó “El Guardián”. También el poema “Déjalos” del poeta Cubano Bonifacio Byrne, fue musicalizado por Fausto Florián, convirtiéndose en el vals, “La Rosa del Pantano”.
Boris Ackerman, agradecido y enamorado de nuestra patria escribió, “Soy Peruano”. Rodolfo Coltriniari, destacado músico Argentino que trabajó mucho tiempo en nuestra Lima, escribió junto al maestro Lorenzo Humberto Sotomayor, “Un Vals y Un Recuerdo”, conocido por muchos como “Néstor Chocobar”.
De Italia llegó Pablo Bicaria, quien cambió de nombre haciéndose llamar "Pablo de los Andes", nos dejó “Olvídate de mi Amor”, “Sensitiva”, “Vuelve Vidita”, “Te Toca a Tí” y la Polka “El Trome”. Domingo Rullo, llega a Lima desde Argentina en el año 1947 y compone “Ay Paquita”, “Soñando”, “Te Dedico Este Vals”, “En el Parque”, “Esta Noche”, “Mi Condena”, y junto a Humberto Vílchez Vera de Chile, componen “Como no se ha Querido”.
Al Chileno Armando Gonzales, se le recuerda por su vals “Clavel Marchito”. Otro Chileno que nos dejó valses, fue Vicente Bianchi, con “Peruanita Bonita” y “Mi Vals”. Porfirio Díaz, también de Chile nos dejó “Pedacito de Ilusión” y ”Rocio Matinal”. “Ciudad Virreynal” fue escrita por el músico Chileno, Nibaldo Soto.
El Vals “Amarraditos”, lo escribieron Margarita Durán y Pedro Pérez. Modesto López de México, es el autor de “Propiedad Privada”. “El Andariego” fue compuesto por otro Mexicano, Alvaro Carrillo. El compositor español Manuel Alejandro, dedicó “Chabuca Limeña”, en homenaje a la gran Chabuca Granda.
DIA DE LA CANCION CRIOLLA
DIA DE LA CANCION CRIOLLA
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El 31 de octubre de todos los años, desde el 18 de octubre de 1944 día que el entonces presidente de la República, Manuel Prado y Ugarteche, promulgara "Día Central del Criollismo", en la plazuela Buenos Aires en los Barrios Altos, se celebra el Día de la Canción Criolla. Pero debido a que se cruzaba con el Recorrido Procesional del Señor de los Milagros, es que se traslada por decisión unánime al último día del mes, es así que se festeja el Día de la Canción Criolla en el Perú. En la fecha, los compositores e intérpretes se juntan en torno de mesas democráticas en las que, junto con las canciones más emotivas del cancionero peruano, se entonan aires de nuestro acervo. Se recuerda a los compositores próceres del criollismo y se brinda con entusiasmo cotidiano. La conmemoración no admite recortes de ninguna naturaleza. El festejo es total.
La fecha coincide con Halloween, y existe un dilema ya clásico en la ciudadanía limeña acerca de cual fiesta celebrar.
En esta ocasión es obligatoria la mención de la famosa "Palizada", grupo de divertidos niños capitaneados por Paz y Ezeta, quienes hicieron tabla rasa de reglamentos para la diversión en lugares prohibidos y que ellos mismos elaboraban de acuerdo a su particular interés y a las circunstancias. Temidos por las jovencitas "bien" y adorados por las del Rímac, Martinete y Caballo, los "muchachos" de la Palizada fueron peleadores, divertidos, bebedores, mujeriegos y amantes de la música identificada con la marinera.
Cuando el vals empieza a ganar terreno, La Palizada ha perdido a sus mejores exponentes, Carlos Alberto Saco y Pedro Augusto Bocanegra impone un nuevo estilo y Braulio Sancho Dávila lanza su perdurable vals "Ídolo"; del norte llegan los hermanos Carreño con nuevas inquietudes musicales y los teatros de los barrios limeños dan preferencia en sus programaciones a la variedad de pálidos cantantes de tangos y gruesos intérpretes de la canción criolla.
Hacia 1925 emerge de los Barrios Altos un compositor enjuto, de ojos profundos, cargado de inspiración desbordante, de sentimiento criollo. Es Felipe Pinglo Alva, exponente máximo de la canción peruana, creador de "El Plebeyo" y "El Huerto de mi Amada", de "Bouquet" y "El Canillita", de "Pobre Obrerita" y "Porfiria", y de varias docenas de valses.
A la muerte de Felipe Pinglo, ocurrida en 1936, nuevas inquietudes orientan a los compositores. Pedro Espinel, con su vals "Murió el Maestro", rinde homenaje póstumo a su compadre.
Laureano Martínez, Alcides Carreño, Manuel Cobarrubias, Samuel Joya, Pablo Casas, Nicolás Wetzell, Amparo Baluarte, Serafina Quinteras, Filomeno Ormeño, Francisco Reyes Pinglo, Eduardo Márquez Talledo, Alberto Condemarín, Isabel "Chabuca" Granda, Mario Cavagnaro, Manuel "Chato Raygada", Augusto Polo Campos, Lucha Reyes, El "Cholo" Berrocal, Luis Abanto Morales, Los Morochucos, Los Troveros Criollos, Los Embajadores Criollos son algunos, entre otros, de una lista abundante en calidad y cantidad, que se impusieron la noble tarea de llevar la canción criolla a todos los niveles.
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El 31 de octubre de todos los años, desde el 18 de octubre de 1944 día que el entonces presidente de la República, Manuel Prado y Ugarteche, promulgara "Día Central del Criollismo", en la plazuela Buenos Aires en los Barrios Altos, se celebra el Día de la Canción Criolla. Pero debido a que se cruzaba con el Recorrido Procesional del Señor de los Milagros, es que se traslada por decisión unánime al último día del mes, es así que se festeja el Día de la Canción Criolla en el Perú. En la fecha, los compositores e intérpretes se juntan en torno de mesas democráticas en las que, junto con las canciones más emotivas del cancionero peruano, se entonan aires de nuestro acervo. Se recuerda a los compositores próceres del criollismo y se brinda con entusiasmo cotidiano. La conmemoración no admite recortes de ninguna naturaleza. El festejo es total.
La fecha coincide con Halloween, y existe un dilema ya clásico en la ciudadanía limeña acerca de cual fiesta celebrar.
En esta ocasión es obligatoria la mención de la famosa "Palizada", grupo de divertidos niños capitaneados por Paz y Ezeta, quienes hicieron tabla rasa de reglamentos para la diversión en lugares prohibidos y que ellos mismos elaboraban de acuerdo a su particular interés y a las circunstancias. Temidos por las jovencitas "bien" y adorados por las del Rímac, Martinete y Caballo, los "muchachos" de la Palizada fueron peleadores, divertidos, bebedores, mujeriegos y amantes de la música identificada con la marinera.
Cuando el vals empieza a ganar terreno, La Palizada ha perdido a sus mejores exponentes, Carlos Alberto Saco y Pedro Augusto Bocanegra impone un nuevo estilo y Braulio Sancho Dávila lanza su perdurable vals "Ídolo"; del norte llegan los hermanos Carreño con nuevas inquietudes musicales y los teatros de los barrios limeños dan preferencia en sus programaciones a la variedad de pálidos cantantes de tangos y gruesos intérpretes de la canción criolla.
Hacia 1925 emerge de los Barrios Altos un compositor enjuto, de ojos profundos, cargado de inspiración desbordante, de sentimiento criollo. Es Felipe Pinglo Alva, exponente máximo de la canción peruana, creador de "El Plebeyo" y "El Huerto de mi Amada", de "Bouquet" y "El Canillita", de "Pobre Obrerita" y "Porfiria", y de varias docenas de valses.
A la muerte de Felipe Pinglo, ocurrida en 1936, nuevas inquietudes orientan a los compositores. Pedro Espinel, con su vals "Murió el Maestro", rinde homenaje póstumo a su compadre.
Laureano Martínez, Alcides Carreño, Manuel Cobarrubias, Samuel Joya, Pablo Casas, Nicolás Wetzell, Amparo Baluarte, Serafina Quinteras, Filomeno Ormeño, Francisco Reyes Pinglo, Eduardo Márquez Talledo, Alberto Condemarín, Isabel "Chabuca" Granda, Mario Cavagnaro, Manuel "Chato Raygada", Augusto Polo Campos, Lucha Reyes, El "Cholo" Berrocal, Luis Abanto Morales, Los Morochucos, Los Troveros Criollos, Los Embajadores Criollos son algunos, entre otros, de una lista abundante en calidad y cantidad, que se impusieron la noble tarea de llevar la canción criolla a todos los niveles.
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